Estas líneas son para para relatar nuestras aventuras, memorias y vivencias con nuestro hijo, nuestro bebé Jose Antonio Junior quien con el corto tiempo en este mundo terrenal, nos enseñó muchísimas cosas y dejó un hermoso legado. Pero antes de llegar a ese momento de partida al mundo celestial queremos remontarnos a algunos de las vivencias antes de su llegada a nuestras vidas y para ello queremos contarles un poco de nosotros, sus papás, quienes ya tenemos parte de nuestra historia escrita y aprovechamos de compartirles.

Nuestra historia de amor inicia en Caracas-Venezuela donde en un encuentro casual nos conocimos, era un trabajo que tenía durante las vacaciones de la universidad y Antonio estaba a punto de regresarse a Panamá y si fue amor a primera vista. Nuestra primera cita fue un concierto de Gilberto Sana Rosa, combinado con muchas cosas que disfrutabamos hacer juntos como ir a la playa, ir al cine, hacer ejercicios, salir a comer, o simplemente hablar y estar juntos, entre otras cosas .
Luego de varios meses viajamos a Panamá a conocer la familia y unos cuantos años después nos casamos. La ceremonia emotiva y la celebración fue algo sencillo pero hermoso e inolvidable junto a la familia y seres queridos, tal y como lo habíamos soñado.
En el año 2017 se nos dá la oportunidad de mudarnos a Ciudad de México, con sentimientos encontrados por estar lejos de la familia, pero a la vez con unas maletas llenas de mucha fe y esperanza por alcanzar todos los sueños y anhelos que no se habían podido materializar, como era el hecho de que creciera la familia.
Una vez que estamos juntos en México, nació el proyecto de armar nuestro nuevo hogar y ponerlo acogedor sumado a conocer de este hermoso país que nos acobijaba y nos abría sus puertas, su cultura, su gente, su comida, sus paisajes y tanto más. Recordándonos que el hogar habita con nosotros y a donde vayamos juntos.
Al transcurrir el tiempo la vida nos sorprendió con el regalo de hacer nuevas amistades, que cuando emigras algunos de estos amigos se convierte en tu familia extendida y son ellos a quienes acudes para un consejo, recomendación, festejar las tradiciones, también para agradecerles, tener detalles y compartir momentos gratos y desafiantes.
Dato curisoso empezamos a viajar por carretera por Mexico y por avión para conocer algunos rincones hermosos, pueblos mágicos, lugares con historia, cada vez sorprendiéndonos de las cosas lindas que este país nos ofrecía, teniendo nuestras preferencias por conocer lugares con playa. Contentos de que muchos de estos viajes lo podíamos hacer con familiares, amigos y nuestras mascotas. Durante todas estas aventuras teníamos siempre en mente el ser bendecidos con ser papás, pero aún no se nos concedía este sueño.
En el año 2021 decidimos cambiar hábitos y llevar un ritmo de vida más saludable, todo esto posterior a la pandemia de Covid, hacíamos ejercicio en casa todos los días, bajamos el consumo de carbohidratos refinados como pastas, arroces, harinas , aumentando el consumo de verduras, vegetales y frutas. Por otro lado cansados del confinamiento, retomamos sumar más aventuras con las precauciones correspondientes, en ese año nos sentíamos con bienestar y plenitud.
Fue a finales de Septiembre cuando recibimos la noticia más hermosa y más esperada de que estábamos embarazados, tres días antes de mi cumpleaños, por lo que siento que fue mi gran regalo, el esperado por muchos años y el más hermoso que había recibido en toda mi via hasta ahora. Antes había sido haber conocido a mi esposo, habernos casado, pero esto lo empezaba a superar. Al hablar con Antonio, sentía que era igual.
A partir de ese momento no cabía en nuestro pecho la gran felicidad por haber recibido esta bendición, por lo que empezamos a tener todos los cuidados en lo que hacíamos comíamos o bebíamos. El doctor nos había indicado que el primer trimestre era muy delicado y por eso debíamos tomar todas las precauciones para sobrepasar esta etapa crítica sin complicaciones.
Ese día de mi cumpleaños yo me sentía feliz porque dentro de mi tenía un hermoso regalo que empezaba a crecer, nuestro bebé. Antonio me decía que lucía radiante y que mi sonrisa había cambiado, tenia un brillo inusual. Nos acompañaba la ilusión de ser papás y que estaba más cerca de ser una realidad. El milagro que tanto soñabamos, estaba cerca de ser una realidad, asi como lo dice esta camcion de sonora ternura te invitamos a escuchar, para conectar con ese momento.
Todo era como vivir un sueño disfrutando de cada día y llenándonos de información para evitar cometer alguna imprudencia. Continuando con los hábitos saludables de alimentación, caminar, suplementos de vitaminas y siguiendo las indicaciones del doctor.
Llega la próxima cita con muchos nervios los días previos por toda la información que empiezas a ver en libros, internet y ansiedad por querer conocer los avances, pero con fe de que todo iba a estar bien. Estando en el consultorio tomados de mano, escuchamos el corazón de nuestro bebé fue una emoción tan grande sentir que hay vida dentro de ti, que no hay palabras para explicarlo. El ver el monitor con las señales del corazoncito de nuestro bebé sin duda otro de los momentos más hermosos que hemos vivido como pareja y por supuesto nuestros corazones latiendo a millón por la emoción. Salimos de consulta muy emocionados y agradecidos con Dios porque todo iba evolucionando bien, lo que toda mamá y todo papá deseaban escuchar.
Durante los primeros meses del embarazo, todo parecía fluir con una armonía sorprendente. Me sentía fuerte, sin síntomas típicos como náuseas o fatiga extrema. Mi cuerpo respondía bien, y cada consulta ginecológica reforzaba la idea de que todo marchaba como debía. Vivíamos una etapa de plenitud y agradecimiento constante, convencidos de que estábamos viviendo el embarazo ideal.
Nuestra alimentación se convirtió en una prioridad. Evitábamos alimentos procesados, controlábamos los carbohidratos y manteníamos una dieta rica en vegetales, proteínas magras y frutas. Cuidando también la hidratación de consumir diariamente al menos dos litros yde agua, superando a veces esta cantidad. Caminábamos al menos 7,000 pasos al día y aprovechábamos el momento para pasear a nuestras mascotas y conversar en pareja, incluso desde el primer trimestre, y cada decisión — desde las meriendas hasta el tipo de vajilla que usábamos— estaba pensada para beneficiar el desarrollo de nuestro bebé.
Cada control prenatal traía nuevas emociones: ver el crecimiento, las medidas, su silueta en la pantalla. Vivíamos con entusiasmo cada ultrasonido, cada latido, cada movimiento. Fue en una de esas citas, entre las semanas 11 y 13, que nos realizamos la ecografía de translucencia nucal y el chequeo del tabique nasal, exámenes clave para descartar ciertas anomalías cromosómicas. Ambos resultados fueron positivos: todo estaba dentro de los rangos normales. Respiramos aliviados.

Una vez superado el período crítico, llegaba el momento de compartir la hermosa noticia con nuestros familiares y amigos, el pensar como era la mejor manera de hacerlo se nos ocurrió dibujar un rostro sonreido en la barriguita, ya que así justo nos imaginábamos a nuestro bebé, contento, creciendo y esperando el momento de conocer este mundo que lo esperaba y anhelaba. Por supuesto todo el que sabia la noticia se emocionaba y compartí su alegría y felicidad con nosotros.

La vida nos sonreía con nuestra bendición. Celebrábamos cada nuevo mes con pequeñas tradiciones, como las caminatas después de comer, las cenas ligeras, y momentos especiales que convertían lo cotidiano en rituales de amor.
Organizamos un gender reveal virtual, lleno de alegría, para compartir con familia y amigos la gran noticia: ¡esperábamos un varoncito! Lo llamamos José Antonio Jr., un nombre cargado de historia, identidad y propósito. Desde ese momento, ya no era solo nuestro bebé, era nuestro hijo, nuestro príncipe, nuestro pequeño guerrero.


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Continuamos disfrutando y agradeciendo cada detalle que fuimos viviendo con José Antonio Junior: leyendo cuentos por las noches, hablándole por su nombre, cantándole en la ducha, poniéndole música, tocando el xilofóno antes de dormir y deleitados por cada patadita, cuando le daba hipo y sus movimientos en la barriguita, haciéndose sentir y expresando su amor.

Esta cancion se la dedica mi esposa a su principe, a su todo, a su regalo de Dios, como ella le decia eres My Universe.

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